6000 ESPERMATOZOIDES



A: ¿retomando viejos hábitos?
B: (levanta su mirada de un libreta) perdón…
A: ¿puedo sentarme?
B: claro.

B está sentado en una terraza, a la sombra, mes de junio, en una cafetería, con un libreta y una cerveza delante de él, y un bolígrafo bic azul. A se sienta.

A: ¿escribiendo?
B: eso intento…
A: malos tiempos para la lírica.
B: simplemente malos tiempos
A: sí que son malos.
B: desde luego.

Silencio incómodo.

B: ¿te conozco?
A: ¿tú que crees?
B: ¿somos amigos? ¿hemos sido amigos?
A: buena palabra, amigos.
B: sí, desde luego, pero ¿lo somos?
A:¿estás de broma?
B: hace meses que no bromeo.
A: ¿y cuánto haces que no escribes?
B:  también, meses.
A: ¿y follar?
B: no, de eso no hace meses.
A: lo sé.
B:  ¿lo sabes?
A: sí, lo sé.

Silencio más incómodo.

A: sí.
B: ¿sí?
A: somos amigos, creo.
B: tu cara me suena.
A: debería sonarte y mucho.
B: ¿tan buenos amigos fuimos?
A: los verdaderos amigos pueden estar décadas sin verse, y luego encontrarse por azar y empezar a hablar como si nada.
B: como nosotros,
A: no exactamente.
B:  no recuerdo tu nombre.
A: puedes llamarme A
B: ¿A de Alejandro?
A:  no.
B: ¿de Alberto?
A: no.
B: ¿de Alfonso?
A: simplemente A de A.

Silencio.

B:  vale, llámame B.
A: no te llamas B.
B: hoy sí, hoy me llamo B.
A: hola B.
B:  hola A.
A: ¿sabes?
B: dime.
A: llevo tiempo siguiéndote.
B:  ¿me sigues?
A: sí.
B: ¿a mí?
A: sí.
B: ¿te ha contratado alguien para seguirme?
A: ¡no! Alguien no.
B: o sea que me sigues porque quieres.
A: yo sólo hago las cosas que quiero.
B: yo no hago nada.
A: lo sé, recuerda que te sigo. Cuando empecé a seguirte, me compré una libreta, igual que esa, para anotar todo lo que hacías.
B: ¿y?
A: no he escrito nada.
B: ja! Cómo yo.
A: dos libretas iguales y vacías.
B: ¿por qué me sigues?
A: ¿por qué?
B:  sí, ¿por qué?
A: ¿eres de lo que piensa que siempre existe un por qué detrás de cada acción?
B: no lo sé.
A: ¿y qué sabes?
B: que hace meses que no escribo, y que no hago básicamente nada.
A: te sigo por…
B: ¿sí?
A: ¿de verdad no me recuerdas?
B: me suena tu cara, pero poco más.

Silencio.

A: me contrataste tú.
B: ¿yo?
A: ¿qué coño te pasa? te has dado un golpe en la cabeza y padeces de insomnio total?
B: no.
A: ya sé que no, lo hubiese anotado.
B: lo sabes todo.
A: y tú nada.
B: ¿por eso te contraté?
A: no, me contrataste para que te siguiera.
B: ya…

Silencio.

B: ¿y te pago bien?
A: me diste 6000 hace medio año.
B: ¿6000 euros?
A: claro, ¿con que me ibas a pagar, con 6000 espermatozoides?
B: mis espermatozoides no valen nada.
A: 6000 espermatozoides de cualquiera no valen nada.
B: y antes de contratarte
A: ¿sí?
B: ¿antes nos conocíamos?
A: sí.
B: ¿de qué?
A: me das pena.
B: yo también me doy pena, soy un pelele, un muñeco articulado.
A: lo sé, pero no me das pena por eso. Me das pena por…
B: ¿por?
A: yo creo en ti.
B: debes ser la única persona de este planeta que cree en mí.
A: mejor uno que ninguno.

Silencio.

B: sí, mejor.
A: me contrataste para que fuese tus ojos, tus recuerdos y tu memoria. Y para que hoy…
B: ¿hoy?
A: sí, justamente hoy.
B: ¿qué pasa hoy?
A: te recordase que termina nuestro contrato.
B:  oh, lo siento, uno más al paro.
A: déjate de gilipolleces, hoy tenía que acercarme a ti, y sentarme a tu lado.
B: vaya.
A: sí, vaya…
B:  ¿sólo para eso?
A: al principio pensé que eras un loco millonario, al que le gusta hacer este tipo de excentricidades.
B: no soy millonario, de hecho, no recuerdo haber tenido 6000 euros…
A: y luego…
B: ¿sí?
A: cuando empecé a seguirte.
B: ¿sí?
A: lo comprendí todo.
B: yo no comprendo nada.
A: ¿y eso no te parece curioso?
B:¿el que de todo?
A: todo… tú no sabes nada, y yo…
B:  y tú lo sabes todo.
A: exacto.
B: ah… por eso te contraté.
A: me contrataste para que hoy, ahora, te hablase.
B:  ¿¿¿de qué???
A: es increíble, no recuerdas nada.
B:  nada.
A: un escritor sin memoria es lo mismo que una bicicleta sin ruedas.
B: ey… me gustan las bicicletas.
A: lo sé hijodeputa
B: hijode…
A: sí, hijodeputa.
B: ¿por qué me dices eso?
A: porque llevo 6 meses siguiéndote por tu vida y lo único que haces, es ir en…
B: en bicicleta. ¿y por eso soy un hijodeputa?
A: lo eres porque llevo recorridos más de 8500 kms en 6 meses. Mis piernas son de acero.
B:  eso está bien, a las mujeres les gustan las piernas y los culos de los ciclistas.
A: hijodeputa, 8500 kms, más de 300 horas pedaleando. Me he tenido que comprar ropa nueva, todo el armario nuevo…
B: ¿estabas gordito? Quizás por eso no te recuerdo.
A: no me recuerdas porque soy tu memoria, y me pediste que saliese de tu cuerpo para olvidar, y que hoy volviese para darte toda la información de todas las cosas que has hecho durante estos 6 meses.

Silencio.

B:  ¿cómo?
A: lo que has oído.
B: ya…
A: ¿no me crees?
B:  claro, mi memoria, tiene brazos, y voz, y piernas, y se sienta en un mi mesa y empieza a hablar conmigo… claro que te creo…
A: estás enfermo.
B: mira, en eso si que te doy la razón.


La cámara se gira, dejamos de ver a A y B, vemos a dos mujeres sentadas en una mesa, observan toda la situación, se llaman, Susana y Elisa

SUSANA: estoy flipando.
ELISA: sí, yo también.
SUSANA: es increíble.
ELISA: desde luego.
SUSANA: lleva 10 minutos hablando solo.
ELISA: ah, lo dices por eso.
SUSANA: ¿por qué lo iba a decir?
ELISA: por las piernas que tiene, son perfectas.
SUSANA: ¡¡¡no, lo digo porque el tío lleva 10 minutos hablando solo!!!
ELISA: deberíamos llamar a un loquero.
SUSANA: sí, deberíamos llamarlo.
ELISA: pero no lo vamos a hacer.
SUSANA: claro que no, no lo conocemos de nada.
ELISA: es un “Tyler Durden” cualquiera.
SUSANA: ¡¡¡sí!!! Como mola esa película.
ELISA: desde luego…

Silencio.

SUSANA: tienes razón.
ELISA: ¿con qué?
SUSANA: con lo de sus piernas.
ELISA: claro…


Fin.

Seguidores