SÚPERHEROE BUSCA



Miro por la ventana entra el sol, todavía es temprano, todavía queda un rato antes de que llegue el aplastante sol del medio día en Valencia, todavía se está a gusto, a punto de sucumbir ante los encantos de la madre naturaleza.

Salgo afuera, los perros revolotean a mi alrededor, pienso, respiro, un breve paréntesis dentro del caos que es mi existencia, un momento íntimo de plenitud, el pequeño Frodo rascándome con sus patitas en mi muslo de carbono.

Le sonrío, mueve la colita enroscada en forma de pompón, la vida sigue, los grillos afilan sus violines, de nota única, los pájaros pían, todo en paz, en comunión, los conejos corren libre por el campo, y las hormigas se esfuerzan por recoger alimentos para su duro invierno en su ataúd con forma de hormiguero…

Todos cumplen con su papel, salvo yo, que simplemente me limito a observar, a escuchar…

Las saco del garaje, a Méndiz y a Look,  me miran, con firmeza, como diciendo “si quieres te subes y empezamos a impartir justicia”… pero yo no las saco para eso, las saco para limpiarlas y para ponerlas a punto.

“¿a punto de qué?” me pregunto a mi mismo. No soy Bikeman, sólo soy una persona normal, con problemas normales, no soy Bikeman…

me pregunto si todos los súper héroes tienen esos momentos en los que no quieren ser, lo que son, es decir, si… bueno, creo que lo he dicho claramente, no voy a repetirlo.

No quiero ser Bikeman, me gustaría poder dejar de serlo. ¿Qué necesidad tengo de hacer lo que hago? El mundo ya está perdido, la humanidad ya está perdida, y además, se lo merece, así que ¿por qué no, simplemente, me aparto, y dejo que todo siga su curso? yo no tengo los suficientes poderes como para cambar un destino que está escrito desde que el hombre es hombre.

Sólo Dios podría cambiar ese destino, pero ni siquiera eso. No creo que exista Dios, y si existió, creo que hace milenios que se suicidó ahorcándose de un árbol en su edén celestial.

Así que ¿por qué debo hacerlo yo? Sólo un tío que va en bici, que se enfunda en su traje de licra y se esconde detrás de sus gafas…

Además, sin Méndiz y sin Look, ni siquiera tengo los poderes, sólo cuando me subo en ellas… un superhéroe de segunda que salva a vida montado en bicicleta, es de chiste, de mal chiste.

Sigo debajo de los pinos, bajo sus sombras, el día avanza, las chicharras emprenden el toque de su melodía de nota única, el sol, ese sí que es nuestro Dios, calienta con fuego la corteza terrestre, los perros siguen revoloteando a mi alrededor.

Me siento solo, un superhéroe que se siente solo, ojalá tuviese un ayudante, un “Robin de Batman”, podría poner un anuncio, “Súper héroe busca ayudante”…

Cojo el móvil lo publico en internet, estoy loco pienso sobre mi mismo, estoy loco. Solitario y loco.

Mendiz y Look han quedado relucientes, las acaricio, están felices, renovadas, deseosas, rugen sus corazones de animales salvajes.

Entro en casa, enciendo el ordenador y empiezo a escribir, me llamo Peter, y estoy tratando de explicar que soy Bikeman, o quien es Bikeman, y lo hago desde mí, desde Peter, que es el Bikeman cuando no se funde en Méndiz o en Look. Debería ir a un loquero y explicarle lo loco que estoy, seguro que me atiborraría a pastillas, cegando toda mi conciencia….

De pronto un ruido, la señal de alarma se dispara, se inicia el riguroso protocolo por el cual me enfundo bajo la piel de Bikeman, yo no tengo nada que hacer, un sistema electrónico lo hace todo por mí, pura tecnología, desarrollada por un empresa de automatismos, me costó una pasta, pero a veces, los súper héroes también tenemos necesidades y caprichos.

¿de que se tratará hoy? ¿un incendio? ¿un terremoto? ¿USA amenazando a otro país con sus misiles? ¿un ultravillano, mi ultravillano? ¿Globerusantiman? Globerusantiman me odia, ¿por qué no podemos ser amigos? Y simplemente pedalear juntos? Pensamientos dispersos, me sacuden la corteza cerebral a la velocidad de la luz, mientras mis caros automatismos me enfunde en mi verdadera piel, me subo a Look, muevo los pies, los pedales, alcanzo la velocidad de la luz en apenas 2 segundos, me dirijo a mi destino, ¡maldita sea! ¿¿¿quiero ser una persona normal y tener una mañana normal! Pero el mundo, el jodido mundo me necesita….

PD: espero que alguien conteste a mi anuncio. Fin de la transmisión.

¿CÓMO TE CONVERTISTE EN BIKEMAN?

 Vemos un palacio de ruedas, luces que se cuelan a traés de radios de bicicletas, cadenas, horquillas, una especie de museo de las bicicletas, al más puro estilo del palacio de hielo de Súperman pero en lugar de formas creadas por el hielo y los cristales, aquí todo está formado por elementos de una bicicleta, bueno de cientos de bicicletas, vemos dos personajes, uno sentado en una bici, haciendo rodillo, pedaleando, sin moverse del sito, el otro sentado en una silla normal, el que bicicletea es Bikeman, el otro, un escritor.

ESCRITOR: ¿cómo te convertiste en Bikeman?
BIKEMAN: es una buena pregunta.
ESCRITOR: gracias.
BIKEMAN: no me des las gracias, también se trata de una pregunta obvia, recuerda que estás aquí para entrevistarme, con lo cual…
ESCRITOR: ya, ya, claro, es cierto….

Silencio. Bikeman sigue pedaleando.

ESCRITOR: ¿y bien?
BIKEMAN: muy bien, estoy muy bien.
ESCRITOR: sí, se nota.
BIKEMAN: gracias.
ESCRITOR: pero…
BIKEMAN: odio los peros.
ESCRITOR: yo quería…
BIKEMAN: la gente quiere muchas cosas.
ESCRITOR: exacto.
BIKEMAN:¿el qué?
ESCRITOR: la gente quiere saber como te convertiste en Bikeman?
BIKEMAN: ah…
ESCRITOR: sí, “¡ah!”

Bikeman deja de pedalear, parece que va a decir algo, empieza a pedalear de nuevo,

BIKEMAN:  ¿en que escuela de periodismo has estudiado? ¿en el CEU? Puto CEU…
ESCRITOR: no sé que tiene que …. (ver)…
BIKEMAN: ¿te parece normal que esa sea tu primera pregunta?
ESCRITOR: es una pregunta importante.
BIKEMAN: sí, ¿pero la primera?
ESCRITOR: ¿qué quieres que te pregunte?
BIKEMAN: no sé, yo me había imaginado otra clase de entrevista, otras preguntas…
ESCRITOR: ¿cómo cuales?

Pausa, Bikeman no deja de pedalear.

BIKEMAN: ¿de verdad me estás dando la oportunidad de formular la preguntas de mi propia entrevista?
ESCRITOR: no lo suelo hacer, pero tampoco suelo entrevistar todos los días a un hombre que nunca deja de pedalear…
BIKEMAN: (sonríe) has estudiado en el CEU, no hay dudas….
ESCRITOR: no he estudiado en el CEU.
BIKEMAN: ¿Seguro?
ESCRITOR: en realidad no he estudiado periodismo…, no soy periodista.

Bikeman deja de pedalear de golpe, lo mira fijamente.

BIKEMAN: jajjajajjaja… cojonudo, ahora resulta que no eres periodista, jajajjaja, casi hubiese preferido que estudiases en el CEU, jajajaj (serio) no, no, no, eso noooo.
ESCRITOR: soy escritor.
BIKEMAN: ¿escritor?
ESCRITOR: sí.
BIKEMAN: eh… (no sabe que decir, continua pedaleando)
ESCRITOR: quiero contar tu historia, el hombre detrás de la bici.
BIKEMAN: bufff…
ESCRITOR: piénsalo…
BIKEMAN: soy un superhéroe.
ESCRITOR: un superhéroe que va en bicicleta.
BIKEMAN: ¿sarcasmo?
ESCRITOR: no, sarcasmo no, sinceridad…
BIKEMAN: ya… tienes razón, soy un superhéroe que depende de una bicicleta, es un poco como de…
ESCRITOR: 2ª división de los superhéroes…
BIKEMAN: sí.

Silencio, solo se escucha el paso de la cadena por los piños.

ESCRITOR: ¿qué súper heroe te gustaría haber sido? De poder elegir…
BIKEMAN: a mi me mola Súperman, eso de volar es insuperable. Yo intento volar con la bicicleta.
ESCRITOR: y lo haces…
BIKEMAN: sí, lo hago… pero Súperman no la necesita, ¿te imaginas? (voz de falsete como de noticiario): “Súperman escucha un grito de socorro al otro lado del mundo, sale del bar donde se estaba tomando un café con Louis Lane, va hacia su bicicleta, no encuentra la llave de sus candados, no tiene bolsillos en su súper traje, se las ha dejado en el traje de periodista de Clark Kent, tiene que ir volando en busca del traje, buscar las llaves, encontrarlas, volver volando, y cuando va a quitar los candados, que curiosamente son de la marca kriptonite, le han robado la bicicleta”….
ESCRITOR: estas son las cosas sobre las quiero escribir, gracias Bikeman.
BIKEMAN: de nada, no creas que me abro fácilmente.
ESCRITOR: eso se lo dirás a todos y a todas…
BIKEMAN: nooo, aunque lucho por el bien del planeta Tierra y de sus habitantes, no suelo empatizar mucho con la gente…
ESCRITOR: ¿por miedo?
BIKEMAN: nooo, o sí… quiero decir, soy una persona normal.
ESCRITOR: sí.
BIKEMAN: que va en bicicleta.
ESCRITOR: sí.

Silencio, Bikeman deja de pedalear, baja  de la bici, abre una nevera que está justo al lado de la bici, saca un zumo de melocotón.

ESCRITOR: ¿cómo te convertiste en Bikeman?
BIKEMAN: fue hace 3 años.
ESCRITOR: ¿cómo fue?
BIKEMAN: intento explicarlo a mi modo…
ESCRITOR: te pido perdón, hazlo…

Bikeman abre el zumo es un teta brick pequeño, se lo bebe de un trago… se vuelve a subir en la bicicleta y vuelta a hacer rodillo.

BIKEMAN: me picó una bici radioactiva…
ESCRITOR: (enfadado) no me jodas!!!
BIKEMAN: a Peter Parker le picó una araña radioactiva y se convirtió en Spiderman, y nadie le ha cuestionado nunca si eso es verdad… a mí me picó una bici.
ESCRITOR: dime la verdad.
BIKEMAN: la verdad no existe.
ESCRITOR: por favor.
BIKEMAN: vale, de acuerdo, no soy de este planeta, soy de “Bripketon”
ESCRITOR: ¿“Bripketon”?
BIKEMAN: sí, es un planeta parecido a Kripton.
ESCRITOR (irónico) ¿de verdad? ¡Bikeman!
BIKEMAN: dime escritor
ESCRITOR: la verdad…

Pausa, solo se escucha el sonido de la cadena girando y girando…

BIKEMAN: no sé tío, ¿y si no existiese un hecho, un acontecimiento por el cual me convertí en Bikeman? ¿y si simplemente me subí en una bici y me transformé en lo que soy?
ESCRITOR: ¿es eso lo que pasó?

Pausa, sonido de la cadena.

BIKEMAN: sí.

Pausa, sonido de la cadena.

ESCRITOR: esta verdad me gusta más.
BIKEMAN: lástima.
ESCRITOR: ¿por?
BIKEMAN: porque no fue así… exactamente…
ESCRITOR:  ¿cómo fue?
BIKEMAN: para no haber estudiado en el CEU, eres muy cabezota.
ESCRITOR: sí, estudié en el CEU.
BIKEMAN: lo sabía, jjajajajaja
ESCRITOR: pero no estudié periodismo…
BIKEMAN: ¿no?
ESCRITOR: imagen y sonido…
BIKEMAN: buah, menuda chorrada de carrera, no me extraña que hayas terminado convirtiéndote en escritor, ¿cómo fue? ¿cómo te convertiste en escritor?
ESCRITOR: es una pregunta difícil de contestar…
BIKEMAN: exacto, igual que la mía.

Se ilumina justo el lado de la nevera, Bikeman baja de su bici, vemos lo que hay, se trata de otra bici,

BIKEMAN: si ruedas conmigo durante 20 mil kms te lo cuento.
ESCRITOR: ¿20 mil kms?
BIKEMAN: ¿te parecen pocos? Está bien, 30 mil…
ESCRITOR: no me lo vas a explicar nunca.
BIKEMAN: de eso puedes estar seguro chico-ceu

El escritor se sube en la otra bici, también colocada en otro rodillo, empieza a pedalear, Bikeman sonríe.

ESCRITOR: ¿y a tus ligues, también les haces pedalear?
BIKEMAN: of course…
ESCRITOR: me lo imaginaba.
BIKEMAN: ¿tienes alguna pregunta más?
ESCRITOR: no, no…
BIKEMAN: pues calla y pedalea, a veces mientras se pedalea hay que desconectar las funciones básicas, y concentrarse únicamente en mover las piernas, arriba y abajo, arriba y abajo….

Vemos a los dos pedaleando.

Fundido a negro.

BIKEMAN HA MUERTO!!!!



Sábado por la mañana, hospital  anatómico forense, hora local 9:15, vemos a Doc, con su bata blanca, frente a él, una camilla, y encima el cadáver de un hombre, el cadáver de Bikeman, está desnudo, y su atuendo de súper héroe, de azul brillante, sus gafas de ciclista y su casco ultraligero y ultra moderno están en suelo,  Doc piensa: “por fin, y por una vez en la vida, estaba justificado que un súper héroe fuese ceñido y embutido en un traje de licra, los demás, súper héroes, simplemente son exhibicionistas, pero Bikeman, no…”

Doc coge la típica grabadora de las típicas series de tv donde le médico forense practica una autopsia a un cadáver… y empieza a hablar:

“Bike man ha muerto…

¿Hora de la muerte? No lo sé, no fue muy tarde, quizás la una de la madrugada, de un 12 de julio de 2013.

¿Causa? Ingesta accidental de un subproducto nocivo para el organismo humano. Es ecvidente, tiene el cuello inflamado, como si su traquea hubiese explotado en mil pedazos.

Eso es, un subproducto, un veneno, para saber a ciencia de que tipo de subproducto estamos hablando tendría que proceder a la realización de una autopsia, pero se trata de Bikeman, no puedo, es mi amigo, Bikeman…”

Doc llora desconsolado, cae al suelo de rodillas sobre la camilla donde descansa la ausencia de vida, donde descansa la ausencia, simplemente.
……..

Y como si esto fuese una película, remontamos en el tiempo, volvemos atrás, unas 16 horas, para saber porque Bikeman ha muerto.

Viernes por la tarde, Bikeman está vivo, es viernes por la tarde, y está vivo, mira la tele, hacen el tour de Francia, evidentemente Bikeman mira la tele. Es como si hiciesen un documental sobre Kripton, Súperman no tendría otra cosa que hacer, que ver ese documental, es completamente lógico.

Además Bike Man, va de incógnito, no es Bike Man, es su alter ego, Peter.  Acaba el tour, Peter se enfunda en su traje de licra, se monta en su bici y sale a la calle, ya no es Peter, ahora es Bikeman!!!!

el mundo después de varios años en guerra, parece en paz, y Bikeman pasea con su bici, simplemente para controlar que todo está bien.

Llega a su ciudad desde su templo de ruedas, va a una tienda de confianza y se compra una marca de caramelos, que es la que más le gusta y que es el único sitio donde venden esos caramelos, y Bikeman los adora, podría estar todo el día comiendo y comiendo y comiendo, claro que si lo hiciese, estar todo el día comiendo esos caramelos, sería Carameloman en lugar de Bikeman.  Se da una vuelta por la ciudad de 5 minutos a la velocidad de 1000 km por hora, tarda apenas 2 segundos, arrancar y frenar, todo en orden, se vuelve a su templo de ruedas, pasea suavemente por el campo, observa los campos repletos de alcachofas, y de naranjas, y de tomates, observa los bosques, el equilibrio entre hombre y mundo, y sabe, que ese equilibrio es delicado, pero que él está ahí, para salvaguardarlo…

Bikeman esta noche tiene una cita, bueno, no es Bikeman, es Peter, a Peter le gusta una chica con nombre de flor, y van juntos al estreno mundial de una película, luego hay una fiesta, y actores, y todo ese mundillo aburrido circulando por delante de las pupilas de Bikeman y su cita de nombre de flor.

Llega la noche, Peter aparca la bici, y coge su coche, Peter odia su coche, pero ¿y si tiene que llevar a su cita a casa? ¿la va a llevar en la barra de su bici? podría ser, “maldita sea!” piensa Peter, “tendría que haber venido en bici”.

Llega la chica, es preciosa, quita el hipo, su sencillez, sus ojos de gata, su sentido del humor, su piel, quita el hipo, al menos a Peter le quita el hipo.

Se sientan entre el público, ven entrar a las grandes estrellas del celuloide, desde sus asientos, Peter coge de la mano a la chica con nombre de flor.  

Ven la película, se aburren, los dos coinciden en que lo mejor es la banda sonora. Está bien, que los dos coincidan en eso, ¿te imaginas? “pues a mí me ha gustado mucho el actor,” dice él “y a mí la actriz” dice ella,  “si los dos son malos, si los dos son malísimos” añado yo, una discusión marciana en un mundo marciano, pero afortunadamente los dos están de acuerdo, se han aburrido, y les ha gustado la música, pudo ser peor, pudo no gustarles ni la música, el que no se conforma es por que no quiere.

Fuera, en el hall del gran cine hay una banda enorme de jazz amenizando el ambiente, gente elegante, con ropas pijas y elegantes y tocados en las cabezas, y mucha paja y poco pensamiento limpio. Tienen hambre, tanto Peter como su cita, Peter se acuerda de los caramelos de Bikeman, los lleva en el bolsillo, abre la bolsa de caramelos, se los ofrece a su chica, pero su chica, (bueno, su chica no, simplemente su cita) su cita de esta noche no quiere, Peter se lleva uno a la boca, “ahhhhhhgggggg, puro placer” piensa Peter,

Llegan los actores, las estrellas, todo se inunda de flashes, de focos, de autógrafos,

Mientras, algo le pasa a Peter, en su interior, el caramelo, no es un caramelo, está envenenado, Peter lo nota enseguida pero no puede hablar, nota sudores fríos y un terrible vértigo, la gente le habla, y él deja de escucharlos, como si sus voces se apagasen, como si se estuviese quedando sordo en apenas unos segundos, es como si un camión de 5000 kilos lo estuviese pisoteando por dentro, pero Peter disimula, le dice a su cita que va a pedir un refresco a una de las barras colocadas para la ocasión en el recinto hall de gran cine.

Se acerca a la barra, pero su cuerpo empieza a temblar, “Peter, ¿qué coño te pasa? ¿no eres capaz de andar recto? Espalda recta, disimula, nadie puede darse cuenta,” se dice para sí mismo.

La sensación de angustia aumenta, el corazón empieza a latir desbocado, Bikeman está en aprietos, los caramelos no eran caramelos, eran su criptonita, Peter lo sabe, la barra está a tan solo 3 pasos, consigue llegar, saca su cartea, saca un billete de 20, el pulso le tiembla, las rodillas le tiemblan, Peter comprende en ese instante lo que ha pasado, un subproducto de vete tu a saber que mierdas, lo ha envenenado y está a punto de hincar las rodillas, pero sabe que si pide agua, está salvado, el agua es su medicina, su argamasa… se acerca la camarera, Peter balbucea y de su boca sale algo parecido a letras: “a-g-u-a” la camarera sonríe, no es una camarera, es una de las compinches de quien ha urdido semejante asesinato,  el asesinato de Bikeman,  la camarera sonríe y se acerca a Peter, lo coge del cuello, se lo acerca a escasos centímetros y lo besa, en realidad no lo besa, le introduce con su lengua un segundo caramelo envenenado, Peter va a morir.

Vértigo, mareos, Peter intenta pensar, no puede, su mundo, su mente están a punto de estallar en miles de diminutos pedazos, ve un baño, necesita ir al baño, pero antes intenta recoger el billete de la barra, no puede, no puede levantar el peso de un simple billete, se gira hacia delante, mira el billete, su cuerpo baila, pero él no quiere bailar, es como si se hubiese convertido en una masa gigante y deforme de blandiblú, y estuviese enchufado a la corriente eléctrica, y su cuerpo bailase por impulsos, es incapaz de controlar nada, quiere gritar ayuda, pero no puede, no le sale la voz, el segundo caramelo envenenado está haciendo su efecto, busca a la chica de nombre flor, con su mirada, pero sus ojos no responden, todo se desenfoca, como si el operador de una película fuese borracho y jugase con el desenfoque de la cámara, no ve, se está quedando ciego, y sordo, y su cuerpo, fuese una gelatina encima de una montaña rusa, y su corazón fuese una olla exprés,

Y explota, se funde a negro, y muere, allí, Peter, muere, Bikeman muere, allí, a la salida de un estreno de una película mala de brillante banda sonora. La chica de nombre de flor acude en su ayuda, pero Peter ya ha muerto. La chica llora, el mundo llora.

La falsa camarera, la esbirra del mismisimo Satanás se escurre entre la muchedumbre. sale del mega cine, y se sube en un coche negro, el dueño del coche, es el Lex Luthor particular de Bikeman, su villano.

……………..

Vuelta al presente, al hospital anatómico forense. Doc observa el cuerpo de Bikeman, Doc conoce a Peter y conoce a Bikeman y sabe que se trata de la misma persona, es el único que lo sabe. Y llora descontrolado un sábado 13 de julio de 2013. 

Descontrolado….

Pero… espera…. un segundo, dos, tres… algo pasa, Bikeman, ha movido un dedo, ¿cómo? Doc no se da cuenta, pero Bikeman ha movido un dedo, ¡¡¡¡BIKEMAN NO HA MUERTO!!!!....  no ha muerto, sólo se ha quedado KO, pero no ha muerto. Bikeman, mueve otro dedo, y otro y salta de golpe a través de la puerta de la muerte, hacia la vida, allí en pelotas encima de la camilla donde descansaba muerto resucitado.  Doc cae al suelo de culo, sin saber que hacer ni que decir,

Bikeman no ha muerto.

“Bikeman” dice doc. “doc” dice Bikeman. “estabas muerto” dice Doc. “lo sé” dice Bikeman, “¿cómo es posible?” pregunta sin buscar repuesta Doc.

Silencio, Bikeman se viste de súper héroe, con su traje de licra, con sus gafas de ciclista, con su casco, coge la bici, su ultrasónica bici, y le dice a Doc. “ no he muerto, o quizás sí, eso es lo de menos, quizás haya muerto más veces, otras veces, es posible, pero siempre vuelvo y sabes por qué, Doc, sabes por qué?”

“¿por qué?” pregunta Doc. “¿por qué soy un personaje de ficción y los personajes de ficción podemos morir y nacer cada día” responde Bikeman, que se sube a su bici y desaparece en el horizonte alejado de la vida, corriendo, como si no existiese un mañana allí va, en busca de varias cosas, de su villano, de su ultravillano que ha intentado matarlo con unos simples caramelos, pero también va  en busca de la chica de nombre de flor, decide ir a por la chica, prioriza el amor sobre la guerra, por eso Bikeman es Bikeman, porque prioriza la cosas buenas antes de las malas, va a casa de la chica, llama al timbre, la chica abre, estaba llorando, destrozada por el accidente-incidente de Peter.

Bikeman se quita el casco, y las gafas y la chica comprende que Peter y Bikeman son la misma persona, se sube en la barra de la bici, y pasean dulcemente a la velocidad de la luz, sobre los pensamientos más hermosos…. Mientras, sus labios se funden y la banda sonora de su cuento es brillante, mucho mejor que la de la película de la noche anterior.




Maldita sea!!!

 
Un libreta, un boli bic sin capucha, una caja de preservativos, un bote de plástico con una cámara de rueda de bici en su interior, y dinero, no mucho, más bien poco, más bien, casi invisible, todo eso en mi zurrón, en mi bolso…

Verano, salgo a la calle, por la tarde, a una calle antigua, por la que no hace mucho, un verano, también salía. Con árboles, y sombras y brisa de levante. Me siento en una silla, podría sentarme en las rodillas de un desconocida, pero opto por hacerlo en una silla, aunque la silla también me sea una desconocida… dejo caer mi culo.

Miro a mi alrededor, las mesas están llenas, gentes, personas, y demás seres del mundo se han sentado todos en la misma terraza. Todo el mundo va acompañado, todos menos yo, yo estoy solo, ¿por qué siempre estoy solo? Buena pregunta, buscaré una buena respuesta, y seguramente no encontraré una buena explicación… pero hoy, ¡ja! hoy no voy a estar solo, viene una mujer, dentro de un rato, hemos quedado después de varios meses, para tomarnos un refresco o una horchata, y a lo mejor unos fartons… he venido antes, con mi libreta, para encontrar algunos minutos en los que escribir ciertas palabras, escribir por escribir, practicar por practicar, por el puro placer de practicar.

Dejo de escribir, miro de nuevo a mi alrededor, las chicas y las mujeres me miran, me observan, lo veo, veo sus ojos, y sus miradas, los chicos también me miran, no de la misma forma, pero también me miran, parece que estoy colocado en medio de un escenario teatral, y que los focos me iluminan sólo a mí, de modo que los ojos de los espectadores, acuden a mi. Pero no hay teatro, sólo es una terraza de verano, en una calle con árboles y sombras. Soy el observado. Por una vez en la vida, soy el observado, y no el observador.

Igual esperan que haga algo, todos esos ojos que me recorren, igual esperan que cuente un chiste, mierda, no me sé un chiste, aunque con los ojos con los que miran, sé muy bien que no quieren que les cuente un chiste, ¿qué quieren? No sé que se hace en estos casos, no estoy acostumbrado, antes era el peludo gordo cabrón, así me llamaban, y era invisible, venía a esta misma terraza, con un zurrón parecido al de hoy, y más o menos los mismos objetos en su interior, y nadie se percataba de mi presencia. Era invisible y podía mirar y admirar, sin ser visto, a las mujeres más hermosas, y al resto de mujeres también, tienen el mismo derecho, de ser contempladas, de ser musas, mis musas durante el rato que tardo en beberme una coca-cola, o una horchata, o un café, o una copa de algún alcohol, ahora está muy de moda beber ginebra, pero a mí me da asco la ginebra, ¡tan seca! yo soy de ron, pirata, peludo y de barba azul…

Un voz en off de mi interior me grita: “¡céntrate!” me centro, me alineo con el eje de la Tierra, posición norte 54º, 25 segundos, creo… en realidad, no lo creo, me lo acabo de inventar.

Cunado era invisible y pesaba lo que pesaba, y ninguna mujer me miraba, yo podía detenerme a mirarlas a todas, sus cabellos, si eran lisos, o rizados, ondulados, melena, media melena, con flequillo, medio flequillo, tirabuzones, también me fijaba en sus labios, siempre he sido un enfermo de los labios y las miradas, en particular, y en general, siempre he sido un enfermo, un observador que observa y escribe sobre mujeres en busca de algún tipo de milagro por el cual unas palabras escritas en una libreta, liberen todas las endorfinas, y todas las hormonas de mis machacados cromosomas masculinos para atraer a las féminas. Sí, yo escribo para ligar, ser muy malo escribiendo, porque apenas escribo, y porque apenas ligo, y mucho menos liego por lo que escribo. El caso, es que antes, cuando era un peludo gordo cabrón, estaba más enfermo que ahora, y creía que haciendo gala de las más nobles palabras, ellas, se acercarían a mí, engatusadas, embaucadas, adormiladas por el poder la sugestión de mis verbos, craso error, pensar en ese tipo de cosas.

Era feliz, siendo invisible, porque tenía todo el tiempo del mundo para observar y admirar a las musas de una tarde de verano, sin ser visto, podía ver su piel, sentir su olor, imaginar su sabor, no como ahora, que apenas me siento y saco la libreta, y ya me están mirando todos, y yo no puedo detenerme a mirarlas a ellas, ¿de qué se supone que voy a escribir si no puedo escribir sobre la belleza femenina? ¿de qué? (ya sé que es un dequeísmo reiterado lo que acabo de escribir, pero me da igual) ¿de qué?   

¡Maldita sea mi suerte! Maldita sea… me miran y no puedo mirar, el cazador cazado.

Silencio, pausa, cojo el iphone, le digo una cosa bonita a una mujer espectacular por wasapp, me pone un carita sonriente de respuesta, pasa un segundo, dos, espero a mi cita, a mi espectacular cita,

Mi conciencia coge mi iphone y me escribe un wasapp. Lo leo:

“maldita sea, ¿maldita sea? ¿de verdad maldita sea? ¿no sabes lo que significa que ahora te miren, que no puedan dejarte de mirar? ¿no lo sabes?”.

Claro que lo sé, la vida es un carrusel y yo me muevo por él.

Me sirven mi coca-cola, la abro, la vierto en un vaso, bebo, el burbujeo llena mi paladar, verano, acaba de empezar, así que empieza, deja de escribir, no es lo tuyo, tienes casi 37 años y no has hecho nada por el mundo de la literatura, deja de escribir, y relaciónate!!!

Maldita sea, odio relacionarme, con lo a gustito que estaba yo siendo invisible….  Y ahora va que tengo que relacionarme y hablar, ¿no pedo escribir eternamente y que ellas me lean, sin responder? Era feliz de tal forma…

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