SI ESTO FUESE UNA PELÍCULA

Un parque, por la tarde noche de finales de diciembre, las farolas iluminan el parque, luz amarilla de farolas, se trata de un sitio céntrico, alrededor, se ven y escucha el tráfico, es navidad. Se abre de negro y vemos a dos personajes: Maggie, 30 años, morena, guapa, entre look Amelie y medio hippy del siglo XX, menuda combinación, Y Peter, 35 años, delgado, el pelo medio largo, tanto pelo le hace un poco cabezón, o al menos eso piensa él de si mismo, pero no le importa…


MAGGIE: hola.

PETER: hola…


Silencio, han hablado miles de veces por Internet, pero nunca se han visto en persona, las nuevas tecnologías que abren puertas secretas.


MAGGIE: ¿eres…?

PETER: sí, soy…

MAGGIE: ah, yo también soy…

PETER: sí, te reconocí por las fotos.

MAGGIE: ¿me reconociste?

PETER: sí, te reconocí.

MAGGIE: yo también te he reconocido por las fotos…

PETER: ¿me parezco a mis fotos?

MAGGIE: no sé, mucho no…

PETER: pero aún así me has reconocido.

MAGGIE: sí, sí, claro… si que te pareces… ¿y yo?

PETER: y tú?

MAGGIE: ¿yo me parezco a mis fotos?

PETER: sí, sí, claro, por supuesto… más guapa al natural…

MAGGIE: ¡qué va!, pero gracias…

PETER: de nada, quieres que vayamos a…

MAGGIE: sí, sí, claro.


Empiezan a andar, despacio…


PETER: esto, ¿da un poco de corte, no?

MAGGIE: sí, un poco…

PETER: no lo suelo hacer mucho, la verdad…

MAGGIE: ¿no lo sueles hacer mucho?

PETER: noooo…

MAGGIE: pero lo has hecho alguna vez…

PETER: eh, ¿el qué?

MAGGIE: conocer a alguien en Internet y ligar…

PETER: ¿yo he dicho eso?

MAGGIE: iba implícito en el “no lo suelo hacer mucho”… cuando se dice: “no lo suelo hacer…” significa que al menos ya lo has hecho una media de 2 ó 3 veces…


Silencio, se quedan quietos.


PETER: ¿tú siempre eres así?

MAGGIE: ¿cómo?

PETER: inteligente.

MAGGIE: me sobre estimas, no soy tan inteligente…

PETER: ¿no? Yo creo que sí… por tu forma de comunicarte, de escribir, por la gracia de tus gracias, y por esta demostración, del dominio, de la sabiduría del conocimiento exacto de lo que se dice y de cómo se dice… no, no, lo suelo hacer mucho, una vez con éxito, y otra, otra, que no llegó a nada…

MAGGIE: soy la tercera…. Enhorabuena, estás en la media.

PETER: ¿eso significa que soy normal?

MAGGIE: no, la gente que conoce gente por Internet no es normal.

PETER: ah, ya claro, osea que tú tampoco eres normal.


Silencio, siguen andando.


MAGGIE: ¿siempre eres así?

PETER: ¿cómo? ¿cómo soy?

MAGGIE: así…

PETER: ¿así?

MAGGIE: ya sabes, tan lleno de preguntas y respuestas que llevan metidas otras preguntas…

PETER: soy un ser curioso.

MAGGIE: pues ten cuidado, que la curiosidad mató al gato.

PETER: yo soy más de perros.

MAGGIE: lo sé, he visto tus fotos de Fújur

PETER: sí, pero tengo más.

MAGGIE: ¿cuántos?

PETER: vivo con 6 perros y con mi madre, que no es una perra, claro, es una mujer, claro, sino, no podría ser mi madre… a no ser claro, que yo también fuese un perro, en cuyo caso, sí, ella también sería una perra…

MAGGIE: evidente.


Silencio. Siguen andando.


PETER: tengo la sensación de que te conozco toda la vida.

MAGGIE: nos hemos visto por primera vez hace 5 minutos.

PETER: sí, pero ya tenía esa sensación incluso antes de conocerte…

MAGGIE: ¿sí?

PETER: sí, soy un ser curioso que empaliza demasiado pronto con ciertas personas… pero por “demasiado” no entiendas que suela empatizar mucho…

MAGGIE: ¿cuánto?

PETER: ¿cuánto qué? ¿cuánto al año? ¿cuánto en la vida? ¿cuánto en un día?

MAGGIE: no.

PETER: ¿no?

MAGGIE: ¿cuándo?

PETER: ah, cuándo…

MAGGIE: sí, ¿cuándo te diste cuenta de que nos íbamos a conocer?, y perdona, sí, dije cuánto, me equivoqué…

PETER: la primera vez que te vi, en esa foto... y tranquila, a veces también confundo los cuandos con los cuantos, te entiendo perfectamente.

MAGGIE: yo no los suelo confundir, pero estoy un poco constipada, y mi “d” sonó como una “t”….

PETER: ah…

MAGGIE: a mí, me pasó lo mismo, cuando te vi en tu foto, supe que…


Silencio, siguen andando en silencio, sin decir nada, pasa un minuto, se miran, dejan de hacerlo, miran al frente, silencio algo incómodo.


PETER: es un alivio.

MAGGIE: ¿el qué?

PETER: no sentirse solo en el universo.

MAGGIE: ¿crees en los extra terrestres?

PETER: ¿cómo?

MAGGIE: ya sabes, E.T. mi casa, Alien el octavo pasajero, mi amigo mac, V…

PETER: eh… no, creo… no es algo en lo que piense… de pequeño, sí, tenía mucha imaginación, y como vivía en el campo, me gustaba mirar el cielo, sobre todo de noche, y ver esas estrellas, e imaginarme que existían otros soles y otros sistemas solares, y porque no, extraterrestres… ¿por qué me lo preguntas?

MAGGIE: por nada, como dijiste que era un alivio no sentirse solo en el universo…


Ella sonríe, era una broma, el sonríe, se miran se quedan quietos.


PETER: si esto fuese un guión de una película, mi personaje se acercaría lentamente a ti.


Se acerca lentamente a ella.


MAGGIE: si esto fuese un guión de una película, sonaría una hermosa banda sonora, con acordeón, suave, francesa, deliciosa.


Silencio, se ponen a escuchar, pero sólo se escucha el tráfico, el ruido de la urbe…


PETER: espera.


Peter saca su móvil y pone a reproducir una canción de Mahler, música clásica.


MAGGIE: Mahler.

PETER: sí, Mahler, no es francés, pero yo creo que vale.

MAGGIE: vale…


Silencio,escuchan la canción durante 5 segundos y continúan acercándose.


MAGGIE: si esto fuese un guión… ¿no crees que el guionista pondría la palabra: beso?


Se besan. Pasa un minuto. Dejan de besarse, se miran.


PETER: sí, si yo fuese el guionista de ese guión lo pondría, claro, que yo soy un enfermo de los besos en las películas… ¿dónde te apetece ir?

MAGGIE: a tu casa con 6 perros y una madre, no…

PETER: no, claro, no…


Ella se ríe…


MAGGIE: de momento sigamos andando.

PETER: sin norte y sin rumbo.

MAGGIE: si que eres un peliculero.

PETER: lo soy... curioso, ufólogo, empatizador, amante de los besos y peliculero…todo un fichaje… enhorabuena.

MAGGIE: gracias, todo eso me gusta.

PETER: y a mí me gusta que te guste…


Siguen andando, se vuelven a detener y vuelven a besarse, los vemos de espaldas, sus voces se apagan y gana el ruido de tráfico, la urbe que se come las historias anónimas que suceden en todas partes a todos horas.

Por ellas

La gente piensa, “ya que eres escritor, ¿por qué no preparas un texto para una especie de concurso de teatro o de microteatro?” Grandes ideas que tiene la gente, es como el futbolista que está retirado ya desde hace unos años, y lo convocan para jugar la final de la copa de Europa… pues así me siento un poco yo, retirado y oxidado, pensando en otras cosas…


¿Sabéis cuanto tiempo hace que no escribo teatro? casi ni me acuerdo, la última obra de teatro que escribí y dirigí data de 2005, y durante esa época seguí escribiendo teatro, pequeñas escenas, diálogos absurdos, pequeños divertimentos….


Pero ahora, la cosa se está poniendo seria. Fui a una fiesta, me sentaron junto a una chica guapísima, que no hacia más que flirtear conmigo delante de su novio, se mostraba simpática, y muy agradable, yo ese día así que estaba simpático, desinhibido, gracioso, y sin darme cuenta también flirteé con ella… ¿sin darme cuenta? ¿soy capaz de flirtear con mujeres sin darme cuenta? ¿acaso soy mejor flirteando con las mujeres que escribiendo teatro? Por supuesto, mucho mejor, soy el mejor flirteando… desde luego mucho mejor que escribiendo teatro.


Escribí 3 obras de teatro, estrené dos de ellas, a nivel amateur, con aficionados, la gente rió y se emocionó… pero no pasarán a la historia, en todo caso, pasarán a mi historia, a mi currilucum, que por cierto, es una de las palabras más feas que existen… currículum, señores inventores del lenguaje, ¿a qué juegan inventando estas palabras?...


El caso es que la chica de la fiesta me habló del tema ese, “del microteatro”, me explicó, “es en Madrid”, “y bueno, la cumpleañera de la fiesta, me ha dicho que eres guionista, podrías escribir algo” claro, como si fuera tan fácil, o tan difícil, no existen cosas fáciles, existen pensamientos que puede ser fácil llegar a ellos, pero escribir nunca fue fácil, se requiere de un gran esfuerzo, de un…. De un amplio vocabulario, y si te quedas sin palabras, entonces dedícate a otra cosa, a recoger margaritas del campo, o a recoger amapolas, ten cuidado, porque cuando las recoges, se les cae los pétalos…


Dichosa es la tecnología, estaba en la fiesta, y con mi móvil, mirando las bases del microteatro, y veo, que el siguiente plazo finaliza el 10 de enero… y que el tema sobre el que hay que escribir es “por ellas…” por ellas, ¿por ellas? Qué significa eso? Significa que tengo que hablar, o mejor dicho escribir sobre ellas… bien, esto lo puedo hacer, por mí, primero, pero por ellas también.


Sin mujeres no existirían hombres, ¿por qué? Es obvio ¿no? Ellas dan a luz… nos llevan en sus vientres y 9 meses después, nos expulsan al mundo exterior…. Vaya chorrada de idea, ¿así es como pretendo abordar el tema de “por ellas”?… bueno, podría hacer algo de historia, y hablar de las grandes mujeres de la historia de la humanidad, la primera sería, Eva, de Adán y Eva… qué fíjate si es machista la historia, e incluso la Biblia, que la conciben, o le dan vida a través de una costilla de Adán, que importante es el hombre y que poco importante la mujer… pero en realidad, Adán y Eva, no existieron, así que es mejor que no hable más de ellos… otras mujeres importantes de la historia…. La virgen María, más de lo mismo, se supone que a la pobre la preñó una paloma con un micropene… ey, eso está bien, podría hablar de cosas pequeñas, micro teatro, micro penes, micro… micro…. Idea deshechada, hablaré de otras cosas… de mujeres, por ellas. Maldita sea… ¿más mujeres históricas? Eh…. Santa Teresa… vaya tela, llevo tres mujeres y las tres tiene que ver con Dios, ¿acaso seré creyente, a pesar de creerme ateo…? pensará sobre ello, también otra mujer sobre la que escribir, podría ser Isabel la Católica, de esa sé algo más, que era bastante fea, y según la moda de su tiempo, no se duchó jamás, con lo cual, eso de ahí abajo, debía de oler a…. De solo imaginarlo, me da algo…. ¿voy a escribir un micro monólogo sobre los olores de Isabel la Católica…? No me vale, piensa en otra mujer…


Podría escribir sobre las mujeres feministas de los años 60 y 70… podría hablar del término histérico/a, que proviene del latín, y significa en su origen, útero, es un término despectivo que inventaron los hombres para calificar a las mujeres cuando tenían esos días del mes, donde les cambia el humor, y donde les cae la de Dios por sus partes íntimas… (otra vez hablando de Dios, obviar, revisar, ir al psicólogo, al psicoanalista, y que me estirpe ese razonamiento teológico)… ¿y las feministas que tiene que ver con todo esto? Eh… bueno, el término histérica creció y evolucionó, y a muchos hombres cuando se ponen nerviosos y ansiosos, también se les aplica dicho término… pero las mujeres, en plena revolución de sujetadores fuera, tetas para afuera, pensaron, incluida Afrodita la mujer de Mazinge Z: “inventemos un término para designar a los hombres que durante esos días del mes, que no follan y se ponen nerviosos como perros hambrientos…” y de testículo, sacaron, el término testérico…


Bueno, ¿esto es cierto? Lo cierto es que me lo enseñó una mujer histérica en la facultad y nunca comprobé sus fuentes, aunque esa historia está bien… ¿y voy a escribir sobre ello para el micro teatro?


Piensa Peter, piensa… ¿acaso no hago otra cosa que pensar? Quizás debería haber elegido otra profesión, otro modus operandis de ganarme los macarrones… ¿qué otra cosa? ¿qué otro oficio? Tonterías, eres escritor, soy escritor y guionista y en alguna ocasión, dramaturgo, así que, tienes-tengo que centrarme y escribir sobre ellas, por ellas… es curioso el tema que me dan para este mes, es curioso, porque hace unos años dirigí un cortometraje que se llamaba “Todo fue por ellas”, así que no es tan difícil, no existen temas difíciles, existen bloqueos, pero no temas difíciles, hombre, si tuviese que escribir sobre la radioactividad, sí que sería un tema difícil, hace un par de años, tuve que hacerlo, una empresa tecnológica, me pidió un guión sobre su actividad, o mejor dicho, radioactividad… y lo hice, fue difícil porque tenía que leer y comprender ciertas cosas físicas y químicas… y yo de eso hace años que lo olvidé todo… pero esto es más fácil, mujeres, joder, no sobre joder mujeres, sino, MUJERES, por ellas…


Podría escribir sobre mi matrimonio… estuve casado, ya no, estuve casado casi 3 años, y después de divorcié, mi mujer era guapísima, y especial, el problema es que no sólo yo pensaba que era guapísima y especial, lo pensaban el resto de hombres, y ella terminó por hacer caso más a los otros hombres que a mí, y finalmente la historia, mi historia de amor se rompió… ¿de verdad quiero escribir sobre mi fracaso matrimonial? Nooooooo.


Podría escribir poniéndome en la situación de una mujer… claro, que si yo fuese una mujer, sería lesbiana, paso de meterme cosas horribles por la boca, cosas masculinas, me gustan mucho más, meterme cosas femeninas, claro, siempre y cuando se limpien, no vaya a ser que me toque una Isabel La Católica en potencia, en cuyo caso, preferiría liarme con un travesti, que algunas o algunos, son mucho más atractivas y femeninas que ciertas mujeres… sí, ese, podría ser un punto de arranque… las mujeres, el feminismo, y el lesbianismo, sí, lo reconozco, soy un hombre obsesionado con esos tres temas, vamos, como casi el 95 % de los hombres ¿y el otro 5%? Son homosexuales…


Vale, perfecto… vamos allá… hace 5 años conocí a una mujer, guapísima, morena… se parecía hasta la extenuación a un mujer de mi adolescencia, a una mujer preciosa de mi adolescencia, a una mujer a la que nunca besé, y a la que siempre quise besar… el caso, la situación, es que un hombre, como yo, conoció a una mujer preciosa, delicada, femenina, hermosa, deliciosa, con un solo detalle erróneo, ¿cuál? Exacto, era lesbiana, pero eso no fue motivo suficiente, para dejar de insistir en mi intento, de la mujer hermosa a la cual quise enamorar… ¿y qué pasó? Nada, era lesbiana… nos hicimos amigos, muy buenos amigos, y como en mi adolescencia, me quedé con ganas de besarla… ahora bien, la mujer de mi adolescencia no era lesbiana… no, no lo era… ¿y bien? Y bien, nada… piensa en otro tema…


No, en otro tema no, piensa en otra historia… quizás debería comprarme una grabadora, porque estos brainstorming que hago, luego se quedan en eso, en brainstorming, y como no apunto nada, pues al final, únicamente me sirven para pensar, para desbloquear, sí, soy estúpido, como el resto de hombres…


Podría hablar sobre mi madre, que se separó de mi padre cuando yo tenía 3 años, y nos sacó adelante a mi hermano mayor y a mí, ella sola, cosiendo, por las noches, estudiando por el día, trabajando hasta la extenuación, sí, señor, toda una mujer… adelantada a su tiempo, en aquella época, mi hermano y yo, éramos los únicos niños de padres separados del colegio, de un colegio con más de 1000 niños… así, que aquí estoy, madrugada infinita, y pensando en escribir sobre mi madre… ¿qué más podría decir de ella? Eh, hum… yo… a lo mejor…


Mierda… pienso en las mujeres de la historia, en las mujeres de mi vida, en sus motivos y en sus motivaciones, en sus historias particulares… pienso en las mujeres, en el esfuerzo tremendo de ellas por soportar a los hombres… dice, el refranero español, que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, ¿eso será cierto? Si eso es así, a mí me falta una gran mujer, para llegar a ser un gran hombre… podría poner un anuncio en Internet: “busco a gran mujer para que me convierta en gran hombre, por gran mujer entiendo que no sea gorda, no me gustan las gordas, sexualmente hablando, porque…” ¿qué gilipolleces estoy diciendo? Piensa, joder, ¿eso es todo lo que se me ocurre?


Recapitulemos, salgo a escena, y me presento, hola soy Peter Lubosky, que a pesar de mi nombre y mi apellido, soy español, es una larga historia para explicar en un micro espacio teatral… y doy paso, mi guión da paso a hablar sobre las mujeres de mi existencia. Y termino por decir, “yo escribo, porque en el fondo, lo que quiero es hacer reír a las mujeres”, está bien, hacer reír a los hombres, pero para mí una de las cosas más sexis es la risa de una mujer, así, que escribo porque mi deseo, mi objetivo es que toda mujer se ría conmigo, o que simplemente se ría, con eso me basta, ir a un bar, sentarme al lado de un grupo de féminas, y escuchar sus risas, después irme a casa, y masturbarme, y pensar, “esto, es por ellas…”


Bien, muy bien, empecemos de nuevo, el tema es “por ellas”, no la masturbación, aunque sea mi deporte favorito, y de eso, no creo que vaya a conseguir que muchas mujeres se rían, claro, que si encuentro a una sola mujer que se ría, de que mi deporte favorito es la masturbación, entonces, a lo mejor estaré ante la verdadera mujer de mi vida… y después de cada acto de onanismo, la podría llamar por teléfono y decirle, “lo hice por ti, preciosa…”


Si yo fuese una mujer, y un hombre me llamase para decirme eso, ¿qué pensaría de dicho hombre? Eh… está bien, pensaré en otra cosa…


Quizás, debería operarme, ya que me gustan tanto, las mujeres, quizás debería cortarme el pajarito y los huevos, y ponerme tetas, si yo fuese una mujer, no haría otra cosas que tocarme las tetas… típico pensamiento machista… tampoco me vale, ya no se lleva, además corro el riesgo de que las feministas me acusen de testérico, es decir, de pensar más con ciertas testas, que con la cabeza… pero es que muchos, de nosotros, por lo menos yo, pienso más con ellos… ¿sí? Creo que sí, está bien, me voy al baño y me miro los huevines, y les digo: “pensar en un texto, en un tema, en un micromonólogo, el tema es por ellas y escribir por mí, mandar a mis dedos una señal luminosa de creación y recreación de historias personales…”


Seguro que mis huevos, se sienten muy dignos, y escriben una hermosa alegoría sobre las mujeres, algo mucho mejor que mi oxidada y enferma cabeza…

HISTORIA DE DOS

Érase una vez, en un país muy cercano, y en un tiempo muy parecido al nuestro, existían dos personas, un hombre y una mujer.

El hombre apenas sabía de ella, al igual que ella de él, se conocían por una foto colocada en un perfil, de sus trabajos, pero al tratarse de un mundo extraño en una dimensión muy conocida, cada uno trabajaba en su casa, cada uno hacía sus cosas y después las colgaba en Internet, en ese portal. ¿Y qué es lo qué hacían? Escribían cuentos para niños, llenos de aventuras y misterios que siempre dejaban un enigma por resolver…

El hombre pues, la conocía por la foto, que ella tenía en su perfil, de trabajo cibernético. En la foto, ella, estaba guapísima, o al menos eso pensaba el hombre, y cualquier hombre que la viese pensaría lo mismo, un belleza salvaje y tierna, y unos ojos profundos, con el pelo alborotado, como un niña grande que se ha escapado de alguno de los cuentos, que sus jefes les reclamaban a cambio, de dinero.

Ella sabía poco más de él, salvo, que le gustaba como escribía. Le hacía gracia, las cosas que contaba y cómo las contaba… al mismo tiempo, que le hacían pensar en cosas profundas y triviales.

Un tiempo después, de silencios mutuos, la mujer le escribió al hombre, un nota en la que le decía una hermosa cita del maestro Óscar Wilde. El hombre cuando leyó la nota, se quedó estupefacto, petrificado, con los ojos clavados en la pantalla del ordenador, en su cabeza sonaba una música suave, de un piano, melancólico, de una pieza exquisita compuesta por algún genio de la música clásica… El hombre estuvo 30 minutos sin moverse, saboreando cada nota musical, mientras miraba la nota gramatical de la hermosa dama, de ojos profundos.

Cada uno trabajaba en su casa, en ciudades distintas, separadas por 85 kms. Añado ese dato, como un mero nexo de unión, y paso a presentar a cada uno de los personajes.

Peter, que es el nombre del hombre de este cuento, miraba el retrato de Linda, que a su vez, es el nombre de la mujer también de este cuento. Peter miraba a Linda, y cada segundo que pasaba, le parecía más hermosa.

Dos horas después, Peter, por fin, pudo articular sus dedos, y su cabeza y el resto de su cuerpo, saliendo de su ópera mental, decidió contestarle, era lo mínimo que podía hacer. Así que le escribió una nota de agradecimiento, algo abrupta, y con alguna palabra malsonante a modo de exclamación.

Esa noche, Peter, soñó con Linda, al mismo tiempo que los ojos de Linda recorrían las líneas de las historias que escribía Peter, con una sonrisa en la cara, y un ¡ay! en el corazón.

Los dos querían conocerse.

Dos días después Peter, que sufría de agudo insomnio, decidió escribirle un email a Linda, donde le decía: “sería un gusto conocerte, intercambiar palabras, algunas risas, experiencias laborales entorno a los cuentos, ¡y quién sabe! Si iniciar una buena amistad.”

Linda leyó el mensaje, y decidió contestar: “ por supuesto, sería un placer, coincidir físicamente en un mismo espacio tangible, y hablar, hablarnos, y mirarnos a los ojos, y bueno ¡quién sabe! si encontrar a un buen cómplice-camarada-confesor de aventuras imaginativas”.

Peter vivía en un mundo de fantasía, de ficción, que se había fabricado para resultar ileso de los diferentes avatares acaecidos en su existencia, durante una época de malas tormentas. Peter escribía e inventaba, le gustaba deslizar el bolígrafo por su libreta, dibujando suaves líneas de amor convertidas en palabras… así era Peter, un soñador…

El caso, es que a partir de ese día, empezaron a escribirse con cierta frecuencia, y Linda, se destapó con un talento inmenso para realizar agudos comentarios llenos de gracia, sobre la vida en general, y sobre su trabajo en particular.

Eso le hizo pensar a Peter: “hum…. Esta mujer…. Esta mujer tiene cabeza…. Eh…. todas las mujeres vivas tienen cabeza, y casi todas las muertas también. Pero de las vivas, las hay que sólo la utilizan, la cabeza, para peinarse, o maquillarse o para vivir de forma autómata, repitiendo comportamientos y recetas preestablecidas por su status quo particular, donde nunca se preguntan un porqué. Estoy seguro que Linda, tiene millones de preguntas en su cabeza que empiezan con un porqué, y eso me gusta”.

Y eso le gustaba a Peter, de Linda, más allá de la bella imagen en una foto en un portal web.

Y entonces sucedió que Peter, era yo… el narrador de esta extraña pieza narrativa a medio camino entre el relato corto y los cuentos… y decidió, perdón, decidí… escribir este relato en torno a las metáforas vitales y gramaticales, y escribir esta historia a Linda, para incentivar su interés, y alimentar su despensa gigante de preguntas que empiezan con un porqué.

Moraleja: la curiosidad es buena. Siempre hay que mirar, observar, sólo de ese modo, se descubren cosas.

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