Una del futuro, 8


En el presente…

“Después de descubrir la vacuna contra la muerte, hubo un lío inmenso en la sociedad de aquellos años, todo el mundo quería la vacuna, pero no todo era tan sencillo, aunque se había creado para todo el mundo, no todos debían recibirla al mismo tiempo.

Por ejemplo, ¿un niño debía recibir la vacuna antimuerte?

Y lo que es más importante, ¿en que consistía la vacuna, qué efectos o defectos tenía? Sencillamente paralizaba el envejecimiento en el momento de recibirla, así que si a un niño se le administraba la vacuna, nunca envejecería y siempre sería un niño. Del mismo modo que yo siempre tendría la misma apariencia del momento en el que se me inyectó la vacuna.

Con lo cual si un niño se quedaba paralizado a los 10 años, nunca alcanzaría la pubertad, físicamente aunque su mente si creciese y evolucionase.

Hubo un follón enorme sobre la propiedad de original de la patente de la vacuna, hubo tanto follón que estalló una guerra que acabó con todo”…

Esto es una nota que he encontrado perdida en mi ordenador, la escribí hace 60 años. Siempre he querido escribir que fue lo que ocurrió, pero nunca he conseguido encontrar la energía necesaria, y la disciplina, escribir requiere de disciplina, energía y talento. Éste es innato de cada uno, pero los otros dos valores de la ecuación, los puede desarrollar cualquiera.

Así que aunque no tenga talento, podría tener las otras cualidades para hacerlo, escribir.

Pero tampoco debo tener de ellas nada. 60 años para escribir medio folio.

Ahora lo voy a conseguir, lo voy a completar, será mi hazaña, y mi regalo para la posteridad. Aunque si dentro de un millón de años sigo vivo, ¿qué sentido tiene dejar algo escrito para la posteridad? Ninguno Peter, ninguno.

Queda un día para llegar al punto de encuentro de la baliza de emergencia, hemos confirmado que se trata de la nave nodriza en la que está Gigi. Ha sido ella, no tengo ninguna duda, pueden haber pasado un millón de anocheceres, pero lo sé. La conozco, talento puro, nunca vi otro igual.

Es curioso porque ella tiene talento, y energía y disciplina, y podría escribir mucho mejor que yo esta historia. Pero si lo hace ella, ¿qué hago yo el resto de la eternidad?

La guerra empezó porque EEUU se negaba a darles la vacuna a los países árabes. ¿quién lanzó la primera bomba? Por supuesto EEUU. Irán contestó inmediatamente, y después Rusia, y Japón y Alemania… bombas de setas por todos los lados, radioactividad mezclada con olor a muerte. Desintegración de la humanidad.

Las personas evacuadas de las naves nodrizas habían sido elegidas muy cuidadosamente, por su inteligencia, o por sus aptitudes físicas, o por su sentido del humor, o por su sabiduría popular. Cuando digo que fueron elegidas muy cuidadosamente, me refiero a que el gobierno de EEUU las había elegido personalmente.

Fue una masacre. Millones y millones de personas murieron en apenas 3 días. Y los que quedaron, no sobrepasaron la semana de vida. Pero no sólo la humanidad, había terminado, el mundo entero había terminado, la vida sobre el planeta tierra. Incluso las gotas de ámbar como las llamaba Gigi habían sido exterminadas. Devastando la vida vegetal, animal, de la tierra y el mar.

Una del futuro, 7


Dos días antes de nuestra última comunicación vía skype, cada uno en su nave nodriza.

GIGI: según mis cálculos, dejaremos de poder hablar en menos de 48 horas.
PETER: he estado hablando con uno de los informáticos de nuestra nave, y me ha dicho que podría existir una forma de conseguir comunicarnos durante más tiempo.
GIGI: se equivoca.
PETER: ¿estás segura?
GIGI: sí, nunca me he equivocado en un cálculo.
PETER: lo sé.
GIGI: sé que lo sabes.
PETER: 48 horas.
GIGI: quizás 47.
PETER: ¿esto es el fin?
GIGI: puede.
PETER: nuestro fin.
GIGI: puede.
PETER: nunca me imaginé nuestro fin.
GIGI: todo acaba.
PETER: no, todo no.
GIGI: casi todo.

Silencio, cada uno frente a una pantalla de un ordenador.

GIGI: prométeme una cosa
PETER: ¿qué cosa?
GIGI: que buscarás a alguien en esa nave y le harás tan feliz como me lo has hecho a mí.
PETER: lo veo improbable.
GIGI: prométemelo.
PETER: te lo prometo.
GIGI: ahora prométemelo sin cruzar los dedos.
PETER: ¿cómo sabes qué…?
GIGI: te conozco.
PETER: no sé si voy a poder prometerte eso.
GIGI: lo harás, Peter, es el fin.
PETER: ¿y tú?
GIGI: ¿yo?
PETER: prométeme que encontrarás a alguien en esa nave
GIGI: te lo prometo.
PETER: para ti es fácil, eres guapa, y hermosa y dulce, y especial, seguro que te nombran miss nave nodriza este y todos los años venideros.
GIGI: ¿me tengo que reír?
PETER: no.

Silencio. Se miran.

GIGI: no sé si nos volveremos a ver nunca.
PETER: dime que sí, si me dices que sí, te esperaré.
GIGI: no me puedes esperar.
PETER: lo haré.
GIGI: sé que lo harías, pero no debes hacerlo.
PETER: ¿tú no me esperarías?
GIGI: claro.
PETER: entonces…
GIGI: entonces nada…
PETER: te esperaré de todas formas.
GIGI: no.

Silencio.

PETER: ¿qué duro?
GIGI: sí.

Silencio.

PETER: anoche soñé que todo era una sueño, que estábamos en casa, y me despertaba y estabas ahí dormida a mi lado, y yo me dedicaba a mirarte, a darte pequeños besos por tu piel, hasta que te despertaste y luego hicimos el amor. Cuando me desperté, quería cortarme las venas.
GIGI: por eso no me puedes esperar, ni yo a ti. Está en juego nuestra salud mental.
PETER: nunca tuve salud mental.
GIGI: lo sé.
PETER: y digo yo, ¿no podrías inventar una máquina del tiempo para volver a tras y detener la guerra?
GIGI: no.
PETER: pero has acabado con la muerte, viajar en el tiempo tiene que estar chupado para ti.
GIGI: no.

Estaba de broma, claro, ese era mi sentido del humor entonces, imaginar imposibles para gentes posibles. Ese era yo, 48 horas, contrarreloj contra el olvido. La espera que desespera, la desesperación que aniquila la posibilidad de cualquier esperanza. Los dos mirándonos en silencio, en la pantalla del skype. Pasó 2 minutos Gigi sonrió y dijo:

GIGI: encontraré un mundo, aunque me cueste mil años, encontraré un mundo.
PETER: gracias, es lo que necesitaba escuchar.

Una del futuro, 6


Gigi es, ha sido y será la mujer de mis sueños. Textual y literalmente... Mi musa, mi cielo, mi amanecer y también mi anochecer.

Cuando ella reía,  la estancia en la que estuviésemos, brillaba como una súpernova recién nacida.  A su lado, las palabras fluían, las palabras, mis palabras, sus palabras, las emociones, las ocurrencias, las llaves de la imaginación en tus manos y un campo lleno de girasoles delante de ti, para sentirte avispa o para sentirte gota de rocío sobre el pétalo o para sentirte libre y correr por medio de ese campo, y para saltar y volar suave y dulcemente…

A su lado jugaba, a su lado era yo. Y a mi lado, ella  sencillamente era ella.

Esto que acabo de escribir parece una tontería, una obviedad, pero no lo es. Todos somos actores, actuamos ante las distintas circunstancias de la vida, optamos por una u otra opción, descartando por conveniencia, o por interés, o por amor, y nos decantamos ante una posibilidad, simplemente por egoísmo, esa clase de egoísmo, que te hace sentir mejor de lo que eres. Como si bebiendo de esa pócima, pudieses sentirte parte de un todo mayúsculo, y fueses el capitán de dicho ejército de sentimientos y emociones. A su lado, yo, era súperyo. El súperyo de Freud. Todos somos actores, éramos actores ante las disposiciones de la vida, ante las reglas sociales bien aceptadas moralmente. Olvidando en un rincón las necesidades de expresar la realidad que habitaba en nuestros corazones y en nuestras mentes. Ante Gigi, me di cuenta que no tenía la estúpida necesidad de actuar, sólo tenía la necesidad de no actuar, y reflejar mi yo interior para conseguir lograr una comunicación pura…

Era imposible no amarla. Dulce, educada, inmensamente bella, ingeniosa, un coeficiente de 256, médico con 21 años, sensible hasta la extenuación, imaginativa y soñadora, divertida, inteligente, generosa, delgada, estilizada, su piel de seda, su tacto de Diosa... creo que cualquier persona que la hubiese conocido, la habría amado, se habría enamorado de ella. Por suerte, tuve la bendita suerte, que se enamorase de mí. Me sentía afortunado. Más que el ganador de cualquier premio de lotería, premio de reconocimiento laboral o personal, más que aquel que sufre como un perro moribundo a las puertas de la muerte y es rescatado y salvado y sanado para siempre.

Cuando la conocí, yo escribía, pequeños relatos, diálogos, lo hacía porque tenía mucho tiempo libre, tantas horas delante del ordenador, buscando información, alimentando mi imaginación de datos, que luego simplemente nacían entremezclados en pequeñas historias y relatos.

A su lado, mi calidad literaria mejoró en cantidad y calidad. Gigi irradiaba vida, pura y cristalina... Y además complementaba mis carencias, yo no sabía venderme, para mí no era más que un hobby, escribía por escribir, por jugar, por bailar con las palabras un rato, por reír y también por llorar, escribía porque sí, porque sencillamente no me costaba enfrentarme a un folio en blanco... pero para Gigi, lo que yo hacía, mejoraba la existencia humana, la hacía más digna de existir, y pensaba que lo que ella leía de mí, merecía ser leído por toda la humanidad.

Gigi impulsaba las neuronas, las mías, para que la excitación que me provocaba la llegada de nuevas historias, pudiese surgir en cualquier momento...

Era una droga, mi droga, la mejor droga.

A su lado me sentía Samuel Beckett, me sentía Dios... Consiguió que me publicasen una novela, que tuvo excelentes críticas y apenas repercusión en la sociedad. Eran tiempos extraños, de desintegración de la moral humana, ya no éramos simples humanos jugando a ser Dios, nos estábamos convirtiendo en auténticos creadores de vida artificial, en supermáquinas, en seres que dejaban de lado sus cotidianos sueños humanos. Sueños que tenían que ver con mejorar la vida con una simple sonrisa…  Las personas no querían leer mis historias, eran retorcidas, absurdas, con chistes fáciles y juegos de palabras, miles de juegos. Cabe la posibilidad que realmente yo careciese de cualquier talento para escribir y emocionar, o sólo con el talento de emocionar a Gigi. Sea cual sea el motivo, no triunfé como escritor, y no fue una decepción, la decepción sólo pertenece a quien no lo intenta y yo lo intenté. Creo que a Gigi le afectó más que a mí. Creía tanto en mí, tanto!! Que se enfadaba… yo le explicaba que mi oficio no era el de escritor, que mi oficio, era que ella, y personas como ella consiguieran sus objetivos, era un coach, un personal trainer, un idiota que era capaz de estimular las neuronas de los demás, para que estos diesen lo mejor de sí mismos. Y era bueno. Conseguí que Gigi detuviese a la muerte.

Todos estos pensamientos, me llegan mientras recorro mi nave nodriza hasta el puesto de mando, dónde me han citado para iniciar el protocolo activado por la señal de emergencia de la baliza. Las naves nodrizas son enormes. Son todas iguales y tienen el mismo diseño.

Desde un extremo al otro hay casi 10 kms, y la altura es de 4 kms, hay diferentes niveles y subniveles, o sea, que estamos hablando de una nave gigante, que se construyó en gran parte en el espacio, y se fue ensamblando muy despacio.

Son naves autosuficientes, con jardines, y huertos y animales. Esta es mi explicación científica, así de rudimentaria, pero es que yo nunca lo he sido científico, y nunca me ha interesado ese tipo de lenguaje en el cual uno habla y los demás asienten con la cabeza, como si entendiesen pero en realidad no entienden, y tienen miedo a quedar como patanes, o ignorantes o lo que sea. Yo no, no tengo esos miedos.

A pesar de los huertos y los animales, los humanos, no comemos animales y verduras, ni frutas. Cada mañana desayunamos una cápsula, de un centímetro y ese es el único alimento que ingerimos. Pura química. Hecho de menos la comida de verdad, creo, no lo sé, hace tanto tiempo que no ingiero alimentos reales, que apenas si recuerdo el sabor de las cosas.

Las verduras que plantamos en la nave son el alimento de animales herbívoros. Los putos ciervos comen mejor que yo. Estoy casi por disfrazarme de ciervo y esperan mi ración triple de verduras frescas. ¿Pero de dónde saco yo un disfraz de ciervo? Además me haría falta un compinche para disfrazarme de tal cosa, y no me encuentro últimamente muy sociable. Por últimamente me refiero a los últimos 150 años.

En la nave hay una enorme depósito de agua. Pero tampoco es un agua que nosotros bebamos. No. Como todos los astronautas de la historia, bebemos nuestro propio pipí, depurado, claro está, pero nuestro propio pipí. Hecho de menos el sabor y el aroma de un buen vino. De eso sí que me acuerdo. También está completamente prohibido fumar, toda la nave es una zona libre de humos. Si me viese Gigi no me reconocería. 150 años sin fumarme un pitillo. Estaría orgullosa de mí.

Para movernos por dentro de la nave, teniendo en cuenta la dimensión de la misma. Nos movemos en ligeras bicicletas. Es lo más agradable de la estancia en este lugar, ni un solo coche, autobús, ruido inútil y contaminación innecesaria. Sólo personas que pedalean y sonríen y son amables.

Y todos estos pensamientos, todos, me llegan mientras pedaleo hacia el puesto de control, mientras la baliza de emergencia suena y suena y suena…. La gente está excitada, la gente está sorprendida. Es bueno que el género humano se excite, llevamos 150 años sin una erección mental, y es tan necesario que tengamos erecciones mentales, y de las otras también, claro. Pero no tengo que distraerme, llego al puesto de control. La señal de baliza. La fuente de la señal de emergencia de baliza se encuentra a tan solo 15 días terrestres, en una galaxia muy cercana, y enana. 15 días terrestres a través de un agujero de gusano. Puede ser divertido, viajar a esa velocidad durante 15 días.

Ha sido Gigi, estoy seguro que ha sido Gigi, no puede haber sido otra persona.


Una del futuro, 5

 El sistema de muerte programada fue una idea mía, si Gigi consiguió eliminar a la muerte de nuestro ADN, yo conseguí lo contrario, ¿quién podía querer vivir para siempre? Mil años, un millón de años, un billón de años….  Desde pequeño me enseñaron que todo ciclo vital se componía de “naces, creces, te reproduces y mueres…”

En el año 2018, Gigi y yo discutíamos sobre dicho eslogan.

GIGI: naces, creces, te reproduces y mueres.
PETER: exacto. Es el ciclo de la vida.
GIGI: la muerte no es vida, es ausencia de vida.
PETER: no, la muerte es una cosa vital para la vida, sin muerte, todo lo demás carece de sentido.
GIGI: ¿o sea que trabajas en un proyecto que en el fondo deseas que fracase?
PETER:
GIGI: guay, quieres que fracase.
PETER: tú no fracasarás jamás. Puedes llegar a hacer lo que quieras, es más, sé que lo vas a lograr.
GIGI: jajajaja…
PETER: no te rías, lo veo en tus ojos.
GIGI: cuando dices esas cosas, que ves en los ojos de la gente las posibilidades que tienen de fracasar o de triunfar o su posible talento, pareces un poco loco.
PETER:  puede que lo esté. Yo no elegí poder ver esas cosas.
GIGI: de eso se trata, de poder elegir.
PETER: exacto, yo quiero poder elegir morir.
GIGI: ¿eliges morir antes de estar conmigo toda la eternidad?
PETER: no… claro que no, elijo estar contigo. Pero no todo el mundo puede estar contigo, no todo el mundo puede tener la misma ilusión de una inmortalidad compartida.
GIGI: ¿quieres que todo el mundo esté conmigo?
PETER: yo no he dicho eso.
GIGI: ¿qué es lo que has dicho?
PETER: naces, creces, te reproduces y mueres.
GIGI: suena a un anuncio de la tele.
PETER: lo es, lo era… cuando era pequeño, anunciaban en la televisión un producto para aniquilar cucarachas, el slogan era que nacían, crecían, se reproduzcan y finalmente morían…
GIGI: ¿de muerte natural?
PETER: ¿cómo?
GIGI: si morían de muerte natural o de muerte asistida gracias a un aniquilador total de cucarachas…
PETER: las cucarachas son una plaga…
GIGI: las cucarachas son unos seres increíbles, son gotas de ámbar con diminutas patitas.
PETER: ¿gotas de ámbar?
GIGI: ¿sí?
PETER: son el único bicho que sobreviviría a una catástrofe nuclear.
GIGI: eso significa que son inmortales… y que tu spot carece de fundamentos reales.
PETER: Gigi.
GIGI: dime Peter.

Estábamos haciendo el amor, y hablando sobre el ámbar con patitas diminutas., completamente desnudos, con mi miembro dentro de ella.

PETER: ¿crees que la gente hablará de estas cosas cuando hacen el amor?

Gigi sonrió. Nos besamos. Y seguimos en silencio, el resto del acto, estrujándonos el uno contra el otro. Al terminar Gigi se metió en el baño y salió a los 5 minutos.

GIGI: me has dado una idea.
PETER: ¿yo?
GIGI:  sí, tú.
PETER: ¿cuál?
GIGI: creo que mañana cuando amanezca voy a empezar de nuevo, todo el proceso de Antídoto Muerte IX, pero esta vez, voy a partir de las cucarachas.

Silencio, lo decía en serio, completamente en serio.

PETER: tú también me has dado una idea.
GIGI: ¿yo? ¿cuál?
PETER: muerte asistida, voy a desarrollar un protocolo por el cual si alguien no desea vivir eternamente pueda elegir su muerte.
GIGI: eres mi peor enemigo.
PETER: ya sabes, polos opuestos se atraen.
GIGI: te odio.
PETER: y yo.
GIGI: tienes suerte que también te ame.
PETER: de eso sí que tengo suerte.

Silencio.

GIGI: en el fondo no te odio.
PETER: lo sé.
GIGI: ¿lo ves en mis ojos?
PETER: sí.
GIGI: podrías utilizar tus súper poderes para hacerte rico.
PETER: podría…
GIGI: pero no lo vas a hacer.
PETER: no, no lo voy a hacer.

A la mañana siguiente, Gigi, empezó de nuevo todo el proyecto de Antídoto Muerte IX, y gracias a las gotas ámbar con patitas diminutas logró su objetivo. Por mi parte a la mañana siguiente empecé a desarrollar el borrador “quiero morir, lo voy a hacer I”. También lo conseguí terminar.

Y ahora, me siento cual cucaracha en una nave espacial, no hablo con nadie, nadie sabe apenas que existo, 50 personas ignorando mi presencia, mi presencia ignorando a 50 mil personas.

Espera, suena, una alarma, ¿qué coño es eso? Un zumbido repetitivo, es la baliza de emergencia. Es la baliza de emergencia, es la baliza de emergencia. ES LA BALIZA DE EMERGENCIA.

Seguidores