Un domingo, hace sol, por la mañana, un matrimonio, que
desayuna al sol, son las 10, abril, temperatura agradable él lee un libro, ella
saca una bandeja, con café, tostadas, agua, zumo de naranja…
MUJER: ¿qué lees?
HOMBRE: un libro.
MUJER: ¿de quién?
HOMBRE: de un escritor.
MUJER: ¿y tiene nombre ese escritor?
HOMBRE: sí.
MUJER: ¿cuál es su nombre?
HOMBRE: Miller.
MUJER: ¿es bueno?
HOMBRE: no lo hace mal. No lo hace nada mal.
Ella coge su café, se pone azúcar, lo remueve, él sigue con
la lectura, no hay prisa, sólo calma.
MUJER: hace un día magnífico.
HOMBRE: es agradable desayunar a estas horas…
MUJER: mucho.
Silencio. Ella bebe su café, él deja el libro.
HOMBRE: ¿somos felices?
MUJER: ¿cómo?
HOMBRE: ¿somos felices?
MUJER: he entendido lo que has dicho.
HOMBRE: ¿y entonces por qué me haces repetirlo?
MUJER: no quería que lo repitieses, sino…
HOMBRE: ¿sino… qué?
MUJER: ¿por qué me preguntas eso? No es normal preguntarse
eso…
HOMBRE: la personas deben preguntarse las cosas, sino nos
preguntamos el porqué, simplemente seríamos el vacío.
MUJER: ¿el vacío?
HOMBRE: nos extinguiríamos…
Mini silencio.
MUJER: quizás deberías escribir sobre eso.
HOMBRE: sí, debería….
Él vuelve a la lectura, ella se queda congelada. Él se da
cuenta.
HOMBRE: ¿qué te pasa?
MUJER: nada.
HOMBRE: pareces triste.
MUJER: lo estoy.
HOMBRE: ¿por qué?
MUJER: porque somos felices.
HOMBRE: somos felices y por eso estás triste, ¿no te parece
ligeramente contradictorio?
MUJER: sí.
HOMBRE: no lo entiendo, no te entiendo.
MUJER: ¿cuánta gente conoces que es feliz?
HOMBRE: ¿gente? Bufff… no cuento a la gente, no me gusta la
gente.
MUJER: ya… ¿pero cuánta gente conoces que es feliz de
verdad?
HOMBRE: hum… supongo que las personas son felices a su modo,
el cantante cantando, el arquitecto dibujando, los niños jugando, el asesino matando, el banquero robando,
el escritor escribiendo, el amante amando… yo soy…
MUJER: escritor.
HOMBRE: me gustaría pensar que sobre todo soy tu amante.
MUJER: para eso deberías amarme más, y leer menos.
HOMBRE: si leyese menos, escribiría menos, y sería menos yo,
¡te gustaría que yo fuese menos yo?
MUJER: noooooo… (suspira) ay…
HOMBRE: ¿y ese suspiro?
MUJER: quiero ser madre, por eso estoy triste.
HOMBRE: estás triste porque quieres ser madre y no puedes.
MUJER: ¡¡¡te importaría dejar de repetirme las cosas!!!
HOMBRE: claro...
Silencio. El coge su café, se pone azúcar.
MUJER: anoche tuve un sueño.
HOMBRE: ¿qué tipo de sueño?
MUJER: me dejabas por una mujer más joven, y sobre todo más
fértil.
HOMBRE: tranquila, no te voy a dejar por ninguna coneja. No
quiero tener hijos. Y no me gustan las conejas…
MUJER: eso dices ahora. Cuando seas viejo, me lo echarás por
cara…
HOMBRE: no, te quiero.
MUJER: y yo.
HOMBRE: y no me importa que no puedas tener hijos, aunque
quieras.
MUJER: ya.
HOMBRE: podríamos adoptar, aunque…..
MUJER: sí!!!!!!!!!!!!
HOMBRE: aunque a lo mejor, no es una buena idea, imagina que
a lo mejor adoptamos a un asesino en serie, y nos liquida a los dos en mitad de
la noche.
MUJER: imagina que a lo mejor, es un niño, o una niña, tan
agradecido por adoptarle que nos quiere más de lo que nos podría querer un hijo
propio.
HOMBRE: imagina que nos quiere tanto, que su amor se vuelve
enfermizo, y nos mata a los dos una misma noche.
MUJER: me gustaría morir al mismo tiempo que tú.
HOMBRE: ¿al mismo tiempo?
MUJER: sí.
HOMBRE: me seduce de sobremanera esa idea, pero de momento,
no quiero adoptar, llámame egoísta, llámame…
MUJER: egoísta….
Silencio. El hombre vuelve a la lectura.
La mujer vuelve a suspirar.
HOMBRE: ¿sabes porqué te quiero?
MUJER: ¿por qué?
HOMBRE: porque haces que mi vida sea fácil. Hasta que te
conocí, me dedicaba a escribir y a beber, sobre todo a beber, y ahora, me
dedico sobre todo a leer y a escribir, sobre todo a leer, y ya no bebo… míralo
de este modo, me has salvado, sino te hubiese conocido, ahora no existiría,
estaba condenado y tú me has salvado, me has dado la vida. En cierto modo, eres
mi madre.
MUJER: y tú, mi hijo, Edipo.
HOMBRE: sí, Edipo… ¿quieres follar?
MUJER: ¿por qué? O más bien, ¿para qué?
HOMBRE: ¡para divertirnos, demonios! hace 20 minutos que no
follamos, es algo inadmisible.
MUJER: desde hace 19 minutos tengo la libido por los suelos,
HOMBRE: está
bien, no follaremos.
MUJER: quizás dentro de 20 minutos.
HOMBRE: quizás mañana.
MUJER: quizás….
HOMBRE: quizás…
Ella coge el teta brick de zumo, se sirve,
MUJER: el mañana no existe.
HOMBRE: es posible.
MUJER: ni siquiera el ayer.
HOMBRE: el ayer son recuerdos.
MUJER: sí, recuerdos, no se puede vivir de ellos, ni con
ellos ni a pesar de ellos, es mejor vivir el presente, y nuestro presente es
este desayuno.
Silencio.
HOMBRE: hace un día espectacular, podríamos ir al campo.
MUJER: prefiero quedarme en casa.
HOMBRE: ¿quieres llamar a tu hermana e invitarla a comer?
MUJER: vale, gracias.
HOMBRE: no me des las gracias, tu hermana es una gran mujer,
cuando os conocí, tuve pensamientos impuros con tu hermana.
MUJER: ¿pensamientos impuros?
HOMBRE: sí, ya sabes,
MUJER: ¿pensamientos impuros? Nadie habla así.
HOMBRE: yo sí, pero cuando os conocí, me decliné por ti,
porque eras más bella, y hermosa e inteligente y divertida.
MUJER: no.
HOMBRE: ¿no? ¿cómo?
MUJER: tú no te declinaste por mí, te cacé yo.
HOMBRE: cierto, las mujeres siempre cazáis a los hombre y
además tenéis la virtud de hacernos creer que nosotros somos los cazadores.
MUJER: sólo sois recolectores
HOMBRE: sí, recolectores….
Silencio,
MUJER: mi hermana sí que puede tener hijos.
HOMBRE: lo sé.
MUJER: y ella te admira.
HOMBRE: hay un millón de mujeres que compran mis libros, y
me admiran, y no por ello voy a tener hijos con ellas.
MUJER: pero mi hermana es la persona que más se parece a mí.
HOMBRE: no, la persona que más se parece a ti, soy yo.
MUJER: pero tú no puedes quedarte embarazado.
HOMBRE: no, de momento, no. Pero todo se andará.
MUJER: a pesar
de que mi hermana, sea mi hermana gemela idéntica, creo que tienes razón, que
somos iguales, tú y yo.
Suspiro enorme de la mujer.
HOMBRE: no te había visto suspirar tanto desde que se te
murió el gato. ¿quieres un gato?
MUJER: no.
HOMBRE: ¿un perro?
MUJER: no!!!!
HOMBRE: ¿un pez?
MUJER: quiero un hijo.
HOMBRE: está bien, llama a tu hermana, follaré con ella todo
lo que queda de domingo, y todas las noches, seguro que se queda embarazada en
menos de un mes, ella será mi amante y la madre de tu hijo, y yo seré el padre
y su tío al mismo tiempo, cosa que me dará la inspiración necesaria para
escribir una novela sobre ello, otras mil mujeres comprarán mi nueva novela y
seguiremos siendo ricos, y podremos desayunar tranquilos, un domingo por la
mañana, con café, tostadas, un libro, zumos variados…
MUJER: y un niño correteando por nuestros pies.
HOMBRE: ahgg… sí, y un niño… agh….
MUJER: eres el mejor marido.
HOMBRE: y tu la mejor esposa por querer proporcionarme un
manjar tan delicioso.
MUJER: ¿te refieres a mi hermana?
HOMBRE: eso también.
Silencio.
MUJER: la vida nos va bien, y nos va a ir mejor.
HOMBRE: síp, no todo el mundo puede desayunar en un sitio
como este un domingo por la mañana.
MUJER: cariño.
HOMBRE: ¿sí?
MUJER: ya lo has dicho varias veces, y quizás debería
haberte rectificado antes, pero… no lo hice, y ahora a lo mejor es tarde ,
porque…
HOMBRE: ¿por qué? ¿qué estás diciendo?
MUJER: hoy no es domingo.
HOMBRE: ¿no?
MUJER: no, es miércoles.
HOMBRE: oh…
MUJER: sí, miércoles.
HOMBRE: mejor me lo pones, en nuestro matrimonio, todos lo
días son domingo.
MUJER: incluso los miércoles tediosos.
HOMBRE: incluso los lunes tediosos.
MUJER: te amo.
HOMBRE: y yo.
MUJER: voy a llamar a mi hermana,
HOMBRE: de acuerdo,
MUJER: una cosa.
HOMBRE: ¿sí?
MUJER: ¿podré mirar?
Silencio.
HOMBRE: no voy a follar con tu hermana.
Ella se rompe, se siente rota de dolor, quiere llorar, pero
tiene tanto dolor, que no puede, se queda perpleja y petrificada.
MUJER: quiero el divorcio.
HOMBRE: ¿quieres el divorcio porque no me follo a tu
hermana?
MUJER: suena un poco raro, pero sí. Y noooo, al mismo
tiempo, quiero el divorcio porque sé que jamás me darás un hijo.
HOMBRE: está bien, llama a tu hermana.
MUJER: no, ya no quiero llamarla. Me voy, este será nuestro
último desayuno de un domingo cualquiera… cuando termines de desayunar, me iré.
Sabes que no me gusta dejar las cosas a medias.
HOMBRE: ¿no puedo hacer nada para impedírtelo?
MUJER: nada.
HOMBRE: ¿y si no termino de desayunar? Así no te irás nunca…
MUJER: ¿de verdad crees que esa es la mejor solución?
HOMBRE: eh… no.
MUJER: pues eso, no.
Silencio, la tensión es palpable, se miran, él quiere
moverse y abrazarla, ella quiere que él se mueva y que le abrace, pero no se
mueven el vértigo se abre ante sus pies, el vértigo, y el caos…
Fin.