Adiós


Hora local: 7:07 de la mañana

El gordo está en su sitio, hoy no quería tomarse el café, hoy quería un rico bol de cereales, pero no le quedaban en la despensa, así que se ha puesto a llorar, como un niño pequeño y malcriado, me he visto en la obligación de darle una buena bofetada, con toda mi mano abierta en su cara. Ha dejado de llorar inmediatamente.

Después me he sentado a la mesa, y me he servido una buena taza de café, y los dos hemos tomado café, en silencio, juntos, él en su trono, y yo en una silla de madera, y sin darme cuenta, le he empezado a hablar:

_Sol, Solete, amigo mío, rey mío, creo que lo dejo, que me voy, hoy es mi último día, no quería pegarte, yo no soy de pegar, nunca he pegado a nadie, hoy ha sido la primera vez, y te pido perdón, por pegarte, no quedaban cereales, los malditos cereales que tanto te gustan, no es culpa tuya, la persona encargada de tener provisiones para ti, se ha olvidado de comprarte cereales, ¿sabes? A mí también me gustan los cereales, y supongo que también me apetecía un buen bol de cereales, pero, no quedaban. ¿me perdonas? Lo siento de verdad, nunca lo volveré a hacer, claro que no… hoy es mi último día, lo dejo, no puedo más, este trabajo me está matando, no literalmente, pero me está matando, por dentro, necesito dormir, hasta que tú estés allí arriba en todo lo alto, alumbrando la vida, la hermosa vida que se nos escapa por no estar atentos_

Silencio, esa su única respuesta, como mucho guiña un ojo, y te deja ciego, es lo que tiene ser el Sol, mucho fuego y mucho silencio, si tuviese un pitillo, no me haría falta encendedor, bastaría con acercarme un poco a él, en el fondo me da pena, tan solo, tan incomprendido, tan absorto en sus propias decisiones, es un Dios, y está solo, pero no porque lo haya elegido, sino porque es único en su especie, pobre Sol, él también se merece que lo amen, que lo quieran, que le digan cosas bonitas, y todo lo demás, es un gigante con pies de barro…. Y aquí estoy despidiéndome de él, pobre….

_Bueno, no sé que voy a hacer a partir de ahora, supongo que madrugar sin objetivos vitales en la vida, mañana cumplo 37, se dice pronto, 37 añazos, y estoy igual que a los 20, mi cabeza loca sigue siendo mi cabeza loca, quizás debería madurar y hacer cosas normales, pero es que nunca he hecho cosas normales, nunca he llevado una vida normal, una vez lo intenté, intenté ser el hombre correcto, lo intenté con todas mis fuerzas, pero fracasé, o me hicieron fracasar… pero, benditos peros, he conocido a una chica, ¿sabes? Es una chica única, una entre un millón, una entre mil millones de billones de trillones. Y quiero que salga bien, no es que quiera que salga bien, es que sé que va a salir bien, las cosas no se quieren, las cosas pasan, y a mí me está pasando, a nosotros nos está pasando, fluyen las miradas, y los gestos y las risas, y la puta complicidad, ¿sabes a lo que me refiero verdad? Y aunque haga miles de cosas al cabo de un día, siempre una parte de mi psique está con ella, con su sonrisa, con su piel, con su olor, con su corazón…. Me voy a ir, porque a partir de ahora, ya no quiero levantarte más, a partir de ahora, necesito mi tiempo vital sin horarios, para amar a esa persona, para escribirnos a las 6 de la mañana, libremente, sin interrupciones, sin que tenga que decirle, “querida, me encanta lo que me dices, pero tengo que despertar al gordo”, el gordo eres tú, ¿lo entiendes? ¿Entiendes lo que pretendo decirte?_

y el Sol sigue callado, le da un sorbo al negro néctar de una semillas a las que llamamos café, termino el mío, guardamos un poco de silencio, los dos, es la hora, él tiene que salir a escena, y yo tengo que irme, salir de su vida, me parece intuir una lágrima en sus viejos y ancianos ojos, una lágrima de fuego, por la despedida, por mi despedida, me dan ganas de abrazarlo, pero ¿cómo hacerlo sin resultar carbonizado? No hay forma, así que sonrío, me levanto de mi silla, y salgo de su casa, él también sale, y poco a poco, sube por la escalera, por su escalera, hacia el cielo azul e inmenso, alumbrando la vida de millones de seres, insignificantes, alumbrando mi vida, otro ser insignificante…. Sonrío… soy feliz, quiero continuar siéndolo, estoy en el paro, me he despedido de mi mejor amigo, un amigo mudo, rey y abrasador, pero mi único amigo, las lágrimas me brotan de los ojos, son de fuego, de emoción, de amor.. me siento libre, y eso es maravilloso,

espero que viva otros mil millones de años… el tiempo suficiente para que yo pueda amar eternamente a esa chica, que me vuelve loco….

Hora local: 7:40, el cielo ya está azul

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