EPI-LILA

Sábado por la tarde, julio, día 2, calor… podría hacer un montón de cosas esta tarde, pero para que voy a hacer algo que no me apetece hacer, podría ponerme a vivir, a quedar con unos amigos, o con unas amigas, podría llamar, establecer contacto, sonreír, hacer reír, divertirme, y poner el mundo patas abajo… es fácil, lo sé hacer, siempre lo hice, mi ADN está empapado en ello, pero ya no quiero. Ya no…


Ahora Epi, un perro que adopté en el año 2005, se debate, pero no tiene opción de elegir, la vida elige por él, anoche, por la tarde, a eso de las 20 y 40, otro perro, enorme, grande, de afilados colmillos, salió a su encuentro.


Cuando yo dejé de ser yo, o mejor dicho, cuando yo dejé de ser mi yo pre histórico, dejé a dos amigos en casa y me lancé a la aventura de la vida, del amor, y de la traición. Abandoné a Epi y a su inseparable amiga, Lila. Eran míos, y los dejé en casa, para irme, fuera, y lejos. En mi ausencia matrimonial, ellos tuvieron cientos de cachorros, y se hicieron inseparables. Lila fue el regalo que le dejé a Epi, para que nunca se sintiese solo. Mientras yo me alejé, como los barcos que se pierden de vista por el horizonte, como la muerte que se abalanza sobre tu espalda en cualquier instante. Como la vida que devora la vida, por simple apetencia.


Después volví, hace un año y medio, y Epi y Lila, me esperaban con los brazos abiertos, casi 4 años alejados de ellos, y ellos no tuvieron ni un gesto de rencor, de decir “pedazo de cabrón, has tardado 4 años humanos, 28 años caninos en volver, ¿te parece bonito?”, ¡qué va! No dijeron eso, no dijeron nada. Sonrieron, simplemente sonrieron, subieron a mi regazo y arañaron mi alma para plantar en ella una semilla más profunda que el amor, tal y como el mundo no entiende lo que es el amor.


Ahora Epi, está enfermo, y yo lloro, porque ayer no estuve a su lado para defenderle, de la brutal agresión, lloro, porque le veo sufrir, lloro, porque le quiero y le noto alejarse hacia un futuro sin mí, lloro porque Lila no sabe como reaccionar, porque Lila está enamorada de él. Ojala los humanos amasemos como aman los perros. Ojala los humanos entendiésemos la vida de forma natural y real, y no de fondos llenos de artifico.


Epilila… léelo más rápido: EPIPILA… pues eso. Sábado por la tarde, enfermero, busca su fe, enfermero busca sus medicinas, persona busca su alma… EH, PILILA…

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